El
historiador ateniense Jenofonte perteneció al círculo aristocrático
de jóvenes atenienses acompañantes de Sócrates, al igual que el
filósofo Platón o el general Alcibíades. Es decir, fue discípulo
de Sócrates.
Se
cuenta que Sócrates se encontró en la calle por primera vez con
Jenofonte cuando éste era aún un niño, y le paró para
preguntarle dónde se podían adquirir ciertos artículos. Jenofonte
se lo dijo. Entonces Sócrates le preguntó dónde podía convertirse
en un hombre valiente y virtuoso. Como Jenofonte quedó perplejo y no supo
qué contestar, Sócrates le animó a que fuese con él.
Sabemos
que por ser discípulo de Sócrates, Jenofonte pudo haber tenido
dificultades para vivir en Atenas tras la derrota en la Guerra del
Peloponeso, la posterior tiranía de los Treinta y la restauración
democrática. Por lo que en el 401 salió de Atenas. Por
invitación de su amigo beocio Próxeno, se unió a la expedición de
Ciro el Joven contra su hermano el gran rey persa Artajerjes, que
describe en su obra La Anábasis. Después de que logró sacar con
bien a los Diez Mil de su fracasada aventura, gracias a su propia
determinación y habilidad militar, acabó siendo desterrado de
Atenas y sus bienes confiscados, pasando bastantes años en Esparta y
Corinto.
La
personalidad de Sócrates produjo en él una profunda impresión y
escribió tres libros de recuerdos:
-Memorables
(Recuerdos): sucesión de diálogos de Sócrates con diversos
personajes, incluso con Jenofonte, en los que se tratan temas como la
belleza, la justicia, el bien, la educación, las artes, y otros temas característicos de la filosofía socrática, pero muchas de las opiniones que pone en boca de Sócrates no coinciden con las de Platón.
-Apología: expone la sublime actitud y altivo lenguaje ante el jurado de un Sócrates que estaba convencido que era un buen momento para morir. Afirma que el filósofo basaba su satisfacción en la idea de evitar los achaques de la vejez. Contrariamente Platón afirma que Sócrates se enfrenta a la muerte a partir de su fe en una vida posterior.
-Simposio: relata la reunión celebrada en casa del rico Calias, en la que participa Sócrates como invitado, así como otros personajes históricos, y en la que la conversación giró en torno a distintos aspectos de la conducta humana en un tono distendido, salpicado de humor, aunque con seriedad. Destaca el discurso de Sócrates sobre la superioridad del amor espiritual sobre el carnal.
Sin
embargo no poseyó un verdadero talento filosófico y parece haber
malinterpretado a Sócrates en la misma medida en que lo admiraba.