Aquiles, furioso tras la muerte de Patroclo a manos de Héctor, se pone su armadura Y sale a desafiar en combate a muerte al héroe troyano, el cual sale corriendo por miedo. Atenea, que protege a los aqueos, se metamorfosea en uno de los hermanos de Héctor y, cuando éste está dando la tercera vuelta alrededor de la ciudad de Troya, perseguido por Aquiles, lo convence para que pelee y afronte su destino. De esta manera “el domador de caballos” es engañado y acepta el combate. Después de un largo tiempo luchando con espada y escudo deciden enfrentarse con lanzas. El hijo de Tetis coge una lanza; pero el hijo de Príamo, al girarse para hacer lo mismo, no ve a su hermano, y se da cuenta del engaño. Aquiles desata su cólera y ensarta su lanza por la garganta DE HÉCTOR sin dañarle las cuerdas vocales, para que este pueda decir sus últimas palabras, referidas al pacto que el troyano intentó hacer con el aqueo antes del combate. En dicho pacto, el ganador de la lucha debía devolver el cadáver a su respectiva familia, aunque Aquiles en ningún momento llegó a aceptarlo: “como no puede haber pactos entre leones y corderos....tampoco los puede haber entre tú y yo......tal es el odio que te tengo que te cortaría en pedazos y comería tus carnes crudas”
Muerto el Priámida, el de los pies ligeros lo ata a su carro de guerra y lo arrastra tres veces al día durante doce días alrededor de la ciudad, por la rabia de haber perdido a su compañero de la infancia. Pero los dioses envuelven el cuerpo en ambrosía para conservarlo. La Ilíada termina con el canto XXIV en el que el poeta nos cuenta que Príamo acude a la tienda de Aquiles para suplicarle que le devuelva el cadáver de su hijo para poderle tributar las honras fúnebres. Si bien Aquiles en un principio se niega, posteriormente, gracias a la intervención de los dioses, el anciano rey de Troya recupera el cuerpo de su hijo.
Paula Rodríguez 2ºBAC. D
No hay comentarios:
Publicar un comentario