Εἴ τι καλὸν μανθάνουσιν οἱ νεανίαι ἐν τῇ ψυχῇ αὐτὸ φυλάττουσιν.



viernes, 13 de marzo de 2020

SAFO


SAFO:

Considerada la décima musa por Platón, Safo nació en Lesbos a finales del siglo VII a.C., en el seno de una familia aristocrática, y tuvo tres hermanos. Todavía joven marchó al exilio a Sicilia, parece que por disturbios políticos en Lesbos. Regresó poco después para pasar el resto de su vida en Mitilene. Se casó y tuvo una hija, llamada Cleide como la madre de Safo. Según un relato famoso, tal vez originario de una comedia griega, se suicidó tirándose de un acantilado de la isla de Léucade a causa de un desengaño amoroso. Se desconoce la fecha de su muerte.
La poesía de Safo, casi enteramente monódica, está escrita en dialecto lesbio. Su temática parece reducirse a su mundo personal de familia y amistades femeninas. Safo era, en apariencia, la principal personalidad dentro del círculo de mujeres y muchachas que deben haber constituido su audiencia. Que ella fuera en cierto aspecto formal su maestra o mentora permanece sin aclarar, pero parece poco probable que estuvieran unidas en un culto común a Afrodita y las Musas, como se ha sugerido. Escribía con gran sencillez, pero apasionada intensidad, acerca de su amor, y ocasionalmente de su odio, por las personas. Creó una lírica subjetiva personal nunca igualada en el mundo antiguo por su inmediatez e intensidad.
De sus poemas destacamos tres: en primer lugar, el himno a Afrodita (cf. poema 1) -único de sus poemas que está con seguridad completo-, en el que invoca a la diosa en un estilo con reminiscencias de canto cultual y pide ser librada de un amor no correspondido por una muchacha; en segundo lugar, un poema (cf. poema 4) que empieza diciendo Me parece igual a los dioses, y que es una declaración de amor por una muchacha, de quien la mera visión conmueve a Safo intensamente, mientras un joven sentado a su lado le parece semejante a un dios en su indiferencia (Catulo tradujo al latín este poema); y en tercer lugar un poema (cf. poema 5) que empieza Dicen que un tropel de jinetes, en el que arroja por la ventana todos los mitos masculinos de la guerra, poniendo por encima de huestes de jinetes, infantes o flotas aquello de lo que uno se ha enamorado. Además dedicó algunos poemas a su hija Cleide (cf. poemas 30, 31 y 32), así como a su hermano (cf. poema 3) y a las muchachas de su círculo (cf. poemas 6 y 7). Escribió también epitalamios –cantos de boda-, en un tono más formal y menos personal. Lo que no encontramos en Safo es prácticamente nada sobre política, a diferencia de lo que puede hallarse en su paisano y contemporáneo Alceo y en otros poetas líricos arcaicos. Pero esta ausencia no resulta muy sorprendente, ya que la política era estrictamente cosa de hombres. En cambio el tema del amor ha sido tratado en su totalidad, todos los tópicos han sido recogidos: la plegaria, la espera amorosa, la presencia, la lejanía, el regreso, la infidelidad y los celos con un lenguaje sentido y sensual, de una belleza incomparable.
Pese a que no hay referencias explícitas a relaciones físicas en los fragmentos que nos han llegado, el poeta Anacreonte, una generación posterior, parece apuntar maliciosamente que el nombre de la isla connota homosexualidad femenina.
HIMNO  A AFRODITA (poema 1 de nuestro libro)



La traducción es de otro libro porque el que usamos en clase (ed. El Acantilado) lo tengo en el aula.
Os mando el audio con la recitación de este poema al grupo porque aquí no me deja, es el poema más conocido de Safo, que presenta construcción en anillo: empieza con una invocación y acaba también con una invocación.

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